En este mundo tan convulsionado, donde los vaivenes políticos de las grandes potencias son tan complejos y cambiantes, ponen de manifiesto que tan vulnerables son los países pequeños y emergentes como lo es Panamá, que a pesar de contar con la benevolencia de la naturaleza y el ingenio humano, hoy contamos con un “Canal transoceánico ” de primer mundo, el cual desde su inauguración el 15 de agosto de 1914 ha sido una fuente esencial del comercio mundial al unir el océano Pacífico con el Atlántico.
El comercio por la franja canalera tiene como principal socio comercial a los Estados Unidos de América, Ahora bien, cómo lo han manejado los llamados a liderar la cosa pública ante la estratégica posición geográfica del país, ¿bien o mal?, bueno, el tiempo ha sido y será el principal juez, y es que la diplomacia panameña en el último quinquenio se ha mantenido navegando en aguas turbulentas y con las propelas desgastadas.
A mi entender lo planteado por el Secretario de Estado de los Estados Unidos de América Antony J. Blinken quien estuvo en Panamá a mediados de abril en la Conferencia Ministerial sobre Migración y Protección, definitivamente debe poner a reflexionar a los que insisten en “coquetear” con el gigante asiático; creo que más que un pronunciamiento fue una advertencia ya que afirmó que el canal de Panamá es como un «símbolo» de la unión entre ambos países, así como un asombroso ejemplo de la creatividad humana y que cerca del 75 % del tráfico en el canal tiene origen o destino en Estados Unidos.
A lo dicho por Blinken sumémosle lo expresado por el jefe de la diplomacia para las Américas Brian Nichols. «Estados Unidos tiene una fuerte relación comercial con China. Obviamente, no estamos diciendo que no comercien con China, lo que decimos es hacerlo con los ojos abiertos, (deben) comprender lo que está sobre la mesa, comprender cómo China usará y cómo estas empresas usarán sus datos», afirmó. (Washington AFP).
El panorama actual nos dice que debemos ser cautelosos, ya altas autoridades de nuestro principal socio comercial han hablado alto y claro y si le sumamos el informe emitido a finales de abril por la Comisión Económica América Latina y el Caribe (CEPAL), donde afirman que las economías de América Latina y el Caribe enfrentan una coyuntura compleja en el 2022 debido al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que abrió una nueva fuente de incertidumbre para la economía mundial y está afectando negativamente el crecimiento global, estimado en 3,3%, un punto porcentual menos de lo que se proyectaba antes del inicio de las hostilidades. En el ámbito regional, el menor crecimiento esperado se verá acompañado por una mayor inflación y una lenta recuperación del empleo.
Las cifras no mienten, y la Covid-19 que golpea al mundo desde el año 2020 y lo sigue haciendo ha provocado una desaceleración, aumentando la inflación y acentuando la desigualdad social.
Lo que sucede en China y su política de “0 covid-19” en Shanghái, que dicho sea de paso no cuenta con el beneplácito de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha dicho que no cree que la política de China sea «sostenible teniendo en cuenta el comportamiento del virus», ha paralizado significativamente el principal puerto marítimo del mundo originando un tráfico irregular de contenedores elevando de igual manera el precio de los fletes marítimos, también ha fraccionado la cadena de suministros; pese a esta realidad, no vemos la estrategia de Panamá para hacerle frente a estos temas complejos y puntuales.
Mientras los movimientos geopolíticos del mundo sacuden las economías, Rusia continúa con su horrenda invasión a Ucrania, China amenaza a Taiwán y a la vez desafía a los Estados Unidos. No perdamos de vista que la crisis alimentaria se agudiza y los derivados del petróleo siguen subiendo.
Y mientras los Estados Unidos reafirma quienes son sus socios comerciales, Panamá le acepta donaciones al gigante asiático y hasta hace lobby para posibles Tratados de Libre Comercio, ignorando así las advertencias y cerrando los ojos ante el perfilamiento que tiene la citada potencia en América Latina, recordemos que en abril la Cancillería de Panamá plasmó en un comunicado de prensa que la titular de citada Cartera ministerial en su gira por China, Vietnam, Indonesia y Singapur recibió donaciones de insumos deportivos, médicos y agrícolas, hasta se habló que viajó en un vuelo Chárter costeado por la embajada de China en el país.
Como panameño y creyente del potencial que tenemos, espero que no caigamos en el rejuego de ideas de un Estado socialista y gobernado por el Partido Comunista, apelo a una diplomacia enérgica y astuta, con visión de país, no complaciente y sumisa.